Si vives en Madrid estás de suerte, porque hay multitud de opciones interesantes a menos de 150 kilómetros de la capital, lo que resulta ideal para pasar un día lejos del mundanal ruido sin necesidad de invertir mucho tiempo en la carretera. Te recomendamos 10 destinos y te damos también pistas de sus mejores restaurantes. Y si quieres saber cómo disfrutar del trayecto de una forma diferente, lee hasta el final.
- Brihuega: Este pueblo se ha convertido en un destino turístico imprescindible gracias a sus famosos campos de lavanda. Se encuentra en Guadalajara, en la comarca de La Alcarria. Para ver los campos de lavanda en todo su esplendor el mes perfecto es julio, cuando el morado inunda los alrededores de este pueblo que también tiene otras joyas, como su casco antiguo, declarado Conjunto Monumental Histórico-Artístico en 1973. Visita obligada es su castillo que fue residencia veraniega de los reyes taifas de Toledo entre 1032 y 1085. También se conservan todavía restos de su muralla y alguna de sus puertas. Otro de sus encantos son sus numerosas fuentes, y también las cuevas árabes que datan de los siglos X y XI. Un laberinto de 8 kilómetros de los cuales son visitables unos 700 metros. Varias iglesias y la Real Fábrica de Paños son también una buena opción para completar la visita. Para comer te recomendamos La Capilla de Brihuega, un restaurante situado en una iglesia con más de 300 años de historia, convertida ahora en un espacio moderno donde probar gastronomía de vanguardia que no olvida la tradición.
- Hita: También en la comarca de La Alcarria es otro pueblo que bien merece una visita, declarado conjunto histórico en 1965. Un pueblo famoso por ser el lugar donde el Arcipreste de Hita escribió el Libro de Buen Amor. En el barrio alto puede visitarse su casa, que alberga hoy día un pequeño museo dedicado a su figura. Esta pequeña aldea medieval tuvo una importante judería y además conserva todavía parte de su muralla del siglo XV. Es muy peculiar el barrio de “los Bodegos” donde se encuentran las casas-cueva de origen medieval excavadas en la roca. También se encuentran aquí las bodegas de los Judíos, cuevas que desde la Edad Media se han utilizado para la conservación del vino. El primer sábado de julio se celebra, desde los años 60, el Festival Medieval de Hita, declarado de Interés Turístico Nacional. Un festival que atrae cada año a miles de turistas. De su gastronomía típica destacan los asados de cordero y cabrito en horno de leña y las migas. Una buena opción para degustarlos es el Asador de Hita, un establecimiento famoso por sus asados.
- Patones de Arriba: Uno de los pueblos más bonitos de Madrid. Situado en el Valle del Jarama, se encuentra a unos 60 kilómetros de la capital y es uno de esos lugares donde el tiempo parece haberse detenido. Es uno de los pueblos que luce orgulloso la tradicional arquitectura negra con estrechas y sinuosas calles y los típicos tejados de pizarra. Lo mejor es dejar el coche en Patones de Abajo y subir andando por la senda de El Barranco. Una vez en el pueblo la Oficina de Turismo ofrece al visitante visitas guiadas e interesante información sobre el municipio. Una de sus historias más curiosas es la del Rey de Patones, una figura que surgió a principios del siglo XVII y que no era otra que un vecino del pueblo que se erigió como rey para impartir justicia y representar a sus vecinos. Un cargo que además era hereditario y que se mantuvo durante varios siglos. A pesar de ser un pueblo pequeño, gracias al turismo hay varios restaurantes para comer y disfrutar de la gastronomía tradicional. Uno de ellos es El Lavadero, un local con encanto que también tiene vistas panorámicas. Otra opción muy recomendable es El Rey de Patones, el restaurante que hace honor a esta figura mítica, cuyo cabrito lechal es uno de sus platos estrella.
- Sigüenza: Un pueblo con muchos siglos de historia, por lo que un recorrido por sus calles nos llevará a distintas épocas: medieval, renacentista, barroca y neoclásica. Para empezar la visita nada mejor que entrar en su catedral donde está enterrado el famoso doncel cuya escultura gótica es uno de los atractivos turísticos del templo. También puede visitarse La Casa del Doncel, ubicada en el corazón de la ciudad medieval. La muralla y sus puertas son otro de los encantos de este pueblo de Guadalajara, y, por supuesto, la Plaza Mayor, cuyos orígenes se remontan al siglo XV, y que está rodeada de edificios renacentistas, donde destacan la Casa del Mirador, la Casa de la Contaduría y el Palacio de los Deanes, que hoy día es el Ayuntamiento. Antiguamente éste se encontraba en la Plazuela de la Cárcel, otro rincón de la ciudad con gran encanto. Su nombre se debe a un edificio con soportales que durante un tiempo fue la cárcel de la ciudad. El majestuoso castillo de Sigüenza alberga hoy día un Parador Nacional con un restaurante que ofrece gastronomía manchega en un entorno excepcional. Otra buena opción es El Molino de Alcuneza, que además de restaurante con una estrella Michelin, es un hotel de lujo.
- Pedraza: Todavía a día de hoy la única entrada para acceder a esta villa medieval es la Puerta de la Villa, que data del siglo XI y que conserva sus antiguas puertas de madera. Cruzar esta puerta y transportarnos al pasado es todo uno. Al entrar encontramos al lado izquierdo la antigua cárcel, que hoy día se ha convertido en un museo donde el visitante puede ver los distintos tipos de celdas en los que se encerraba a los delincuentes del medievo. Un paseo por la Calle Real nos permitirá ver las casas señoriales de muchos de los nobles que vivían en la villa. La Plaza Mayor es uno de sus grandes atractivos turísticos, de trazado irregular pero de gran belleza. La calle Mayor desemboca en otro de sus grandes encantos, el Castillo de Pedraza, que alberga el museo del pintor Ignacio Zuloaga. Para comer, nada mejor que hacerlo en Casa Taberna, una casona castellana del siglo XVII recuperada ahora por la chef Samantha Vallejo-Nágera, que ofrece recetas tradicionales y sencillas con producto local de calidad.
- Montejo de la Sierra: Es uno de los pueblos que podemos encontrar en la Sierra del Rincón, catalogada por la Unesco como Reserva de la Biosfera. Rodeado de montañas se ha convertido en un punto privilegiado para la observación de aves. Muy cerca se encuentra el Hayedo de Montejo, un bosque de hayas de 250 hectáreas situado en la ribera del cauce del río Jarama. Visitarlo en otoño es una verdadera delicia. En 2017 fue declarado Patrimonio de la Humanidad. Además de la increíble naturaleza que le rodea, el pueblo ofrece también atractivos turísticos, como el toril, un potro de herrar, varias fuentes, ermitas e incluso un curioso horno suspendido donde se elaboraba el pan. Para comer, una opción muy agradable es el restaurante del Hotel Monte del Tejo que tiene además unas vistas privilegiadas del entorno. Su gastronomía se basa en platos tradicionales con productos locales de la Sierra Norte. Muy recomendables sus judiones con papada y chorizo.
- Nuevo Baztán: Un pueblo fundado en el siglo XVIII por Juan de Goyeneche, banquero navarro procedente del valle de Baztán que no dudó en trasladar el nombre de su pueblo natal a este enclave situado a tan solo 50 kilómetros de Madrid. La fundación del municipio fue un experimento urbanístico de este noble ilustrado. Su idea consistía en convertir este enclave en un centro industrial donde se agruparan diferentes fábricas: textiles, vidrios, jabones… Para el trazado de la ciudad contó con uno de los arquitectos más prestigiosos de la época, José de Churriguera, responsable también de algunas de las joyas de Nuevo Baztán, como el Palacio de Goyeneche y la Iglesia de San Francisco Javier. Una visita al Centro de Interpretación, que está situado en las antiguas bodegas del palacio, nos pondrá en situación para conocer mejor la figura de Goyeneche y su proyecto de ciudad industrial. Para disfrutar del ambiente del lugar lo mejor es dar un paseo por sus plazas: la Plaza de la Iglesia, la Plaza del Mercado, Plaza de la Cebada y la Plaza de Fiestas, donde los artesanos tenían su taller y vivienda. Para disfrutar de la gastronomía más tradicional la mejor opción es el Mesón el Conde, situado en la Plaza de la Iglesia.
- Buitrago del Lozoya: Un encantador municipio ubicado a tan solo tres cuartos de hora en coche desde Madrid. Un pueblo medieval cuyo recinto amurallado es el mejor conservado de la Comunidad de Madrid. Hacer el camino de ronda por su muralla es imprescindible para apreciar la belleza de este enclave. La historia de la villa está unida a uno de los apellidos nobles españoles, los Mendoza, quienes durante cinco siglos fueron los señores de Buitrago. Su castillo sigue siendo hoy día una de las señas de identidad de la villa. También merece la pena una visita a la iglesia de Santa María del Castillo, a donde se puede llegar a través de un agradable paseo por la calle del arco que parte desde la Plaza de la Constitución y atraviesa la muralla pasando bajo la torre del reloj. La iglesia conserva un artesonado mudéjar original del siglo XV perteneciente al Hospital de San Salvador. Como curiosidad, Buitrago acoge un museo con obras de Picasso, fruto de la amistad del pintor con un barbero de Buitrago, Eugenio Arias. Para comer y tapear lo mejor es darse una vuelta por la Calle Real. Aquí se encuentra El Espolón, ideal para comer platos típicos de la zona.
- Atienza: Este pueblo ubicado en la comarca Serranía de Guadalajara, fue declarado Conjunto Histórico Artístico en el año 1962 y actualmente forma parte de la Asociación de los Pueblos más Bonitos de España. Para conocer bien esta villa medieval es muy recomendable visitar su oficina de turismo, situada en la Casa del Cordón, en su emblemática Plaza de España, y unirse a una de sus visitas guiadas, con la que, durante dos horas, podremos recorrer los lugares más emblemáticos de la villa, como la Plaza del Trigo, la Iglesia de San Juan o el Castillo de Atienza. Para comer, nada mejor que el restaurante del Palacio de Atienza, situado en las antiguas caballerizas del palacio, abierto al jardín sobre la antigua muralla medieval. Además de su carta, el restaurante ofrece un menú degustación a muy buen precio que incluye platos tradicionales como cordero asado o codorniz escabechada.
- Ayllón: Situado en la provincia de Segovia, en esta villa medieval se respira historia en cada una de sus calles. Por aquí pasaron personajes tan ilustres como el famoso Cid Campeador. Para entrar en la ciudad es muy recomendable cruzar su Puente Romano y entrar por la Puerta del Arco, una de las tres puertas que tenía la villa. Algunos de sus imprescindibles son su Plaza Mayor porticada donde se encuentra el Ayuntamiento, antiguamente Palacio de los Marqueses de Villena. En esta plaza está también la Iglesia de San Miguel, de estilo románico. Cerca del pueblo están también las ruinas del Convento de San Francisco, fundado en 1214 por San Francisco de Asís. En el cerro conocido como ‘El Castillo’ se alza uno de los emblemas del pueblo: La Martina, una torre albarrana de origen árabe que formaba parte de una fortificación musulmana. El último fin de semana de julio se celebra la fiesta Ayllón Medieval, donde todo el pueblo participa para transformar la villa en una ciudad de otra época. Para reponer fuerzas y volver al siglo XXI, nada mejor que una parada en el restaurante Devalén que aúna gastronomía tradicional con vanguardia en un entorno idílico.
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